Hola. ¿En qué anda? Ojalá esta entrada lo encuentre bien. Yo ando con una peste tremenda, muy en el modo escorpiano de descender a lo profundo para luego renacer. Todo muy a tono con el Día de Muertos que se celebra hoy y que marca el momento central del libro Troika, de Isabel Zapata.
Le quisiera contar de Troika sin dañarle el final, porque creo que es uno de los finales más lindos que he visto en la literatura; es casi cinematográfico. Casi quisiera empezar por ahí… pero me voy a aguantar. Si lo lee, por favor cuénteme qué opina de ese final tan espectacular.
El libro está dividido en dos partes: un lado A y un lado B. La primera parte de la historia, y luego la misma historia vista desde otras perspectivas. En el lado A, Andrea cuenta la relación fundamental entre ella, su perra Troïka y su nana Francisca durante su niñez, hasta el momento en que su inocencia se quiebra con la muerte de Troïka. Pero luego, en el lado B, conocemos los detalles de esa muerte, el porqué de la misma; también aprendemos más sobre la madre y todas esas historias que no eran visibles en la primera parte. Conocemos también más sobre la vida de Francisca, sus duelos, sus anhelos y sus culpas. Cada parte se llama como una de las partes de las gafas que se regalaban para ver el eclipse el 11 de de julio de 1991, uno de los lados decía "Este lado a los ojos" y el otro lado "Este lado al Sol". Me pareció muy poderoso usar la metáfora del eclipse como ese momento en que una parte de la historia se oculta para revelar otra porción de la historia.
Analizamos el libro en el Club de Narrativas Dantescas, y en ambas la conversación nos llevó a rememorar duelos: por animales, por personas, por quienes nos cuidaron en la infancia, y la conversación nos llevó a rememorar duelos: por animales, por personas, por quienes nos cuidaron en la infancia, y también a considerar esas otras partes de las historias que quizás no eran visibles en nuestras infancias. Troika resulta muy familiar para quienes crecimos en los años noventa y fuimos hijos de las primeras generaciones de mujeres emancipadas, independientes, separadas, que salieron a trabajar. Además, cuenta relatos dentro de esa trama de historias o eventos que ocurrieron en México durante los años 1990.
Es curioso cómo, en diferentes momentos de la historia, pude identificarme tanto con la hija como con la madre, quien intenta comunicar a su hija los secretos de su vida y de la muerte de Troïka, aunque estos queden velados por el olvido, la memoria y la incomprensión. En una entrevista, Isabel Zapata contaba que Troika había sido su manera de hablar de estos temas quizás más abstractos, como la memoria. Me encantó y me puso a pensar muchísimo en cómo narraría mi hija en algunos años la cotidianidad que vivimos ahora, su relación con las gatas, los vínculos de cuidado con mi madre y conmigo. ¿Qué recordará ella de esta etapa en algunos años? Las historias que contamos de nuestra infancia tienen que ver con quienes somos en el momento, pero también tienen esos huecos o fragmentos construidos por recuerdos creados o imaginados.
Me pregunté: ¿qué hecho marcó el final de mi infancia? ¿El inicio de mi adolescencia? ¿Qué hecho marcará el fin de mi adultez y el inicio de mi vejez? Quizás ahora lo que recuerdo de mi infancia tiene que ver con el momento presente que habito, y esos mismos hechos tomarán otro tinte en algunos años.
Por ejemplo, Isabel Zapata narra con mucha dulzura los vínculos y cómo los pequeños actos y sus relatos nos permiten agradecer a esas personas que se cruzan por nuestra vida y suman, agradecer su presencia aunque haya sido solo por algunos meses o de manera más permanente. En el libro, la mamá de Andrea conoce a Jaime, con quien tendrá otro hijo, y entre Jaime y Andrea surge una relación de amistad muy bella que me enterneció: "Puede que Jaime haya llegado tarde a mis dibujos escolares, pero llegó a tiempo a todo lo demás, y lo quise no como a un verdadero padre, porque a mi padre lo apreciaba apenas. Entre nosotros se levantó un vínculo más merecido, atravesado por menos esfuerzos. Nos quisimos con un amor libre, como se quieren los amigos". Bellísimo.
A pesar del dolor que implica atravesar los duelos, este libro nos propone la ficción como una herramienta para descubrir los diferentes lados de una misma historia y así resignificarla.
Hoy se celebra el Día de Muertos, ese día en que en México se celebra el momento en que el portal se abre y los muertos vienen a visitarnos; los honramos por su presencia, pero también recibimos de ellos mensajes. Yo honro a las personas y animales se fueron y nos visitan desde otro plano, pero también honro los vínculos de cuidado, de amor y cariño que han cruzado mi vida y que me acompañarán en la memoria, reinterpretándose constantemente con el paso del tiempo.
Cuídese, y ojalá que si lee este libro me cuente. Troika es un gran libro para pensar, charlar y compartir.
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