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El matrimonio de los peces rojos. 

  • Foto del escritor: Catalina Astre
    Catalina Astre
  • 21 mar
  • 2 Min. de lectura

Hola, ¿cómo va?


Esta antología de cuentos es probablemente una de las mejores que he leído en mi vida. Una absoluta perfección en todos los sentidos. Cinco historias en las que la vida de sus narradores se entremezcla con las relaciones de los animales y otros seres vivos. Me dejó pensando muchísimo sobre si realmente tenemos la capacidad de decidir sobre los cruces de caminos que se presentan en nuestra vida. En las historias, parecería que la naturaleza ya tiene su curso definido, y son los humanos quienes, con la ilusión de decidir, finalmente llegan a esos momentos donde las decisiones que toman parecen evidentes en el curso de los hechos. Como se pregunta uno de sus personajes:

"Finalmente, me gustara o no, yo también era un animal, y tanto mi cuerpo como mi mente reaccionaban a la pérdida de mi descendencia de la misma manera en que lo habría hecho Greta si hubiera perdido a sus gatitos."

En cada cuento, los comportamientos animales traducen los comportamientos humanos.

Me fascinó pensar cuánto compartimos con otras especies; los personajes observan y sienten el espejo de las situaciones que están viviendo. El matrimonio encerrado en el momento del nacimiento de su hijo se refleja en el comportamiento agresivo de un matrimonio de peces rojos que se agreden hasta sus últimas consecuencias. La reflexión sobre si podemos intervenir en la naturaleza para cambiar su curso plantea la pregunta de si realmente sirve de algo tratar de crear la ilusión de que tomamos decisiones cuando éstas ya están casi trazadas.




Me conmovió en particular la historia del chico que debe vivir con sus tíos tras la separación de sus padres y, en paralelo, se narra la lucha contra unas cucarachas invasoras. El final de ese cuento me desgarró hasta las lágrimas, y por eso se lo leo. Ese niño que observa a las cucarachas encuentra en ellas más refugio y espejo que en las personas que lo rodean. Así es cada cuento, con una fineza absoluta para poner palabras en momentos clave de la vida, donde los seres vivos parecen darnos más respuestas que nuestros congéneres a esas preguntas universales:


¿Cuál es el momento justo de terminar una relación? ¿Cómo enfrentar la sensación de orfandad? ¿Cómo equilibrar nuestro instinto con los proyectos de vida? ¿Por qué nos aferramos a lo que podría hacernos daño? ¿Debemos respetar las lealtades a uno de los padres aunque eso quiera decir traicionar al otro?


"Los parásitos -ahora lo sé- somos seres insatisfechos por naturaleza. Nunca son suficientes ni el alimento ni la atención que recibimos. La clandestinidad que asegura nuestra supervivencia también nos frustra en muchas ocasiones. Vivimos en un estado de constante tristeza. Dicen que para el cerebro el olor de la humedad y de la depresión son muy semejantes."

Todas estas preguntas podrían encontrarse en grandes tragedias griegas o en novelas épicas, y las encontramos en esta increíble obra presentadas desde una narración que nos lleva de la mano hasta que, en los finales, todo cobra sentido, sin que nos diéramos cuenta en qué momento se cruzaron perfectamente las historias de los seres vivos con las de los humanos.


Quedé enganchadísima. Ahora sigo con "Los divagantes", que ni le cuento la brutalidad de relatos.


¿Y ud, qué cuentas?


Abrazos conmovidos


Cata

 
 
 

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