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Las Reinas de Espadas


Mi método de escribir es coser,

cada vez que voy a escribir

algo me pongo a bordar.

A cada puntada que doy es como

si escribiera una palabra,

y conforme sigo la guía,

la guirnalda o la margarita,

voy construyendo la trama,

la escena o la situación.

Elena Garro


Buenas. Quería contarle sobre este bellísimo diálogo con Jazmina Barrera, que comencé el mes pasado pero solo tuve tiempo de terminar el fin de semana pasado. Quizá quería prolongar hasta el final Reina de Espadas, donde se relatan los últimos años de Elena Garro. Desde que salió el libro, deseaba tenerlo, y la mejor ocasión se presentó cuando Jazmina, con mucho pudor, nos propuso leer La semana de colores de Garro. Claramente, muchas de las vecinas de la #juntadevecinas quisimos leer al mismo tiempo la biografía de Elena escrita por Jazmina.


En el tarot, el arquetipo de la Reina de Espadas se asocia con la frialdad emocional, la racionalidad y la capacidad de defender ideas con una espada. Justo eso es lo que hace Jazmina en su biografía de Elena, y va más allá de los chismes y de la representación de ella como la esposa "loca, desenfrenada y contradictoria" de Octavio Paz. Elena, en mayo del 68, cuestionó a muchos de los intelectuales burgueses de izquierda por instrumentalizar a los estudiantes. Aunque en sus argumentos había gran agudeza, también mostró mucha imprudencia al poner a varias personas en riesgo de estigmatización. Jazmina fue una gran Reina de Espadas para la memoria de Elena, sin ocultarnos sus ladoscontradictorios, pero también evidenciando su gran lucidez al denunciar la violencia contra las mujeres y todos los llamados “ciudadanos de segunda categoría”.


Me pareció dulce el diálogo entre Jazmina y Elena: la primera trata de atar todos los cabos, desde la niñez de Elena hasta sus años en el exilio y su regreso final a México. Me encantó cómo Jazmina nos abre las puertas de su investigación y sus propias dudas al momento de escribir, cuestionándose si era o no suficientemente justa con Elena. Es fascinante leer como el acto de investigar y de leer para el libro comienza a permear en Jazmina : "Mientras leo [las cartas de amor de Bioy Casares a Elena Garro] tengo la sensación que me da la literatura que más me gusta: la de estar mirando a través de una ventana y ver de pronto sobre el cristal como un espectro, mi propio reflejo".


En cuanto a los cuentos de La semana de colores, todos muy surrealistas y enigmáticos, mi favorito fue El árbol. Es un diálogo intenso entre una "señora de bien" y una mujer humilde (llamada "india" por Garro) que huye de su esposo y es menospreciada por la otra. Poco a poco, mediante el diálogo, los roles se invierten; es una absoluta genialidad. También me encantaron los cuentos de un universo más fantástico, llenos de supersticiones, muertos vivientes, huesos y tierra, como Perfecto luna y El anillo. Es muy bello ver a Garro jugar en Antes de la guerra de Troya con referencias a la Ilíada, entre hermanos que eligen el lado troyano o el lado griego; aún se percibe esa inocencia de Elena que se irá mermando con los desafíos del hambre y el menosprecio.







En suma, este diálogo me pareció refrescante; me hizo viajar a otro contexto, el de las mujeres de la primera mitad del siglo XX, que peleaban por sus derechos sin necesariamente encasillarse en ideologías, aunque estas pudieran ser contradictorias. Luchaban por el derecho a no ser violentadas por sus familiares (como Helena Paz, violada repetidamente por su tío, o las mujeres de La semana de colores, que deben soportar y casi normalizar el dolor de las violaciones ante la falta absoluta de empatía y solidaridad).

La historia de Elena Garro me recordó muchísimo a En diciembre llegaban las brisas de Marvel Moreno y su secuela El tiempo de las amazonas, que transcurre en París, quizá en épocas contemporáneas al exilio de Elena.





Me las imagino a ambas charlando de los horrores de la vida conyugal, ataviadas con lujosos abrigos pero sin calefacción en sus residencias. Me encanta pensar en estas mujeres que se permiten las contradicciones, las mezclas de creencias y que, de manera muy auténtica, nos han dejado una herencia invaluable a las mujeres latinoamericanas que buscamos incansablemente voces que hablen nuestro idioma. Quisiera con todas mis fuerzas que se leyera por igual a García Márquez (quien, según cuenta Jazmina, se inspiró en Los recuerdos del porvenir para crear el universo del realismo mágico), a Rulfo, pero también a Moreno y a Garro.


Me quedan pendientes las novelas de Elena, sus obras de teatro y otros cuentos, pero este abrebocas fue un gran descubrimiento.

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