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Viento y Sal


Buenas ¿cómo va?, ¿en qué anda? ¿qué está leyendo? le quiero contar de un libro que leí las últimas semanas antes de ir a Cartagena  : “De viento y sal” de Margarita Cuellar Barona. Hace un par de años, había leído “Geografía Doméstica” y me había encantado ese relato pandémico, de la historia de los objetos textiles que nos rodean, de la maternidad y de lo íntimo. En “Viento y sal” sentí una voz diferente, una distancia mayor frente al relato pero también toda esa gran maestría de Margarita para relatar lo íntimo y en este caso de las genealogías femeninas. Tres generaciones de mujeres y de las mujeres que han cuidado de ellas llenas de tensiones, de mandatos, de tabúes pero también de bellos momentos de liberación. 




Lo que más me gustó en el libro fue la ruptura sobre el discurso del deseo y nuestro propio lenguaje para nombrar las situaciones de atracción en donde los límites del tabú se rompen. En particular una escena sobre el deseo en un bar y al sentir que está siendo muy evidente saca su tejido (texto completo en la tercera foto) Esta escena me gustó particularmente porque normalmente hemos hablado o hecho referencia las bordadoras/tejedoras de lo mucho que nos ayudó en la pandemia o en las reuniones virtuales, pero esta tranquilidad o sensación de control puede ser llevada a otros contextos; inclusive un contexto tan particular como el estar sentada en un bar deseando a otra persona. 




Me encantó la transgresión para nombrar aquellos momentos en donde nos permitimos romper los mandatos familiares e inclusive internos sobre nuestro cuerpo, la absoluta veracidad en el relato del placer femenino de mujeres de todas las edades, inclusive uno de los personajes más complejos, Paulina esa madre/madrastra que ha sido tan severa y llena de prejuicios pero que también tiene ese lado salvaje femenino. 



Amé esa contradicción, esa contradicción que somos las mujeres y que relata Margarita con tanta maestría, que nuestro rol no se resume a ser o madre o hija o cuidadoras o amantes; que somos todas esas versiones. Es por esto que me parece tan importante que se lean relatos que puedan describir los temores maternos pero también la brutal violencia que pueden ejercer las genealogías femeninas que se construyen lentamente como “De viento y Sal”. 




 
 
 

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